DESPEDIDA
a una escuela de primaria…
A mi escuela llegó la
hora de decirle adiós,
después de darme
albergue, saber y luz;
haberme preparado, como
fue su deber,
e impulsarme con amor,
sin miedo y con valor.
A mis maestros adiós
les digo con alegría,
a quienes dejar quiero
mi corazón de niño,
porque en mis horas
tristes o en mis alegres horas
recibí de ellos siempre
amor y siempre cariño.
Así, en mi pensamiento
alto de niño promisorio
íntegra llevaré la
descripción de mi ambiente;
la alegría natural del
compañerismo puro
y de mis maestros, la
sonrisa y don de gente.
Sé que al abandonar a
estas aulas constructoras
no significa haber
triunfado en aqueste mundo;
el paso que he logrado
es pequeño y diminuto,
pero apreciar saberlo
es de Saber profundo.
El paso diminuto, sin
embargo, es gigante
porque será el puntal
de mi futuro certero;
probable fuerza ígnea
que hoy México requiere
para darle real cauce o
un nuevo derrotero.
Por ello manifiesto mis
agradecimientos
a mi escuela por darme
y cultivar en mí un grano;
a mis maestros por dar
su dedicación y esfuerzo
al diario forjar del
país y del mexicano.
Las horas de mi
infancia han transcurrido lentas
en las aulas; pero me
voy cargado de amor,
a mi escuela llegó la
hora de decirle adiós,
después de haberme dado
albergue, saber y luz.
Poema de Pedro Enríquez Hdez.